El periódico, La Conexión, gracias por publicar mi artículo.
En las campañas electorales, el uso de palabras sueltas bien pueden ser la regla en lugar de la excepción. El programa de empleo de Bill Faison, como candidato a gobernador, es un ejemplo claro. De hecho, en una competencia de falacias económicas, esta propuesta le ganaría a todas las demás.
La propuesta tiene dos componentes clave. Primero, se impondría un 1 por ciento adicional a los impuestos a las ventas, del 4.75 por ciento actual a un 5.75 por ciento. Segundo, se ofrecería $35,000 en excepciones tributarias a empresas con menos de 20 trabajadores, y a la vez “se cierran el 40 por ciento de lagunas fiscales” para todos los empresarios, lo que resultaría una elevación de los impuestos en otras formas.
Faison afirma que con este plan se abrirían más de 160,000 nuevas plazas de trabajos: 6,000 nuevos empleos gubernamentales logrados con el “poder del insignificante centavo” y 156,000 en el sector privado debido a la excepción tributaria. La propuesta, sin embargo, no incluye el lapso de tiempo que tomará esto, pero sí que sería cerca de un 4 por ciento más de trabajo, a los 4 millones que actualmente hay en Carolina del Norte.
Insistiendo en esta línea de creación de empleos, los defensores de la propuesta están jugando con la falacia de lo visto vs. lo no visto, tanto como pueden. También conocida como la falacia de la ventana rota, se refiere a la tendencia de enfatizar lo que es visible inmediatamente, las consecuencias directas, mas no el impacto que se produciría a largo plazo. Henry Hazlit lo describió muy bien en su muy recomendada obra Economía en Una Lección:
“El arte de la economía consiste en mirar no solo a lo inmediato, si no a los efectos largos de realizar cualquier acto o política, consiste en ubicar las consecuencias de esa política no solo para un grupo sino para todos los grupos”
En este sentido, por ejemplo, el autor de la propuesta promueve los nuevos empleos en el gobierno, disponibles gracias al incremento en el impuesto a la venta. Al mismo tiempo, sin embargo, ignora completamente lo que significa para otras personas el pagar más impuestos: menor gasto e inversión. Similarmente, promocionan a las excepciones tributarias como una vía que daría a los pequeños negocios lo suficiente para cubrir un salario básico, pero ignoran en cambio que los altos impuestos en otras cosas tendrá un efecto opuesto.
De hecho, desde que tales acciones se inmiscuyen en las iniciativas laborales, éstas probablemente harían las cosas peores. Los $35,000 en excepciones tributarias, por ejemplo, que solo sirven para los empleadores con menos de 20 trabajadores, generaría un desincentivo para ampliar la contratación más allá de ese número. Algunos empleadores inclusive podrían prescindir de algunos trabajadores para llegar a 20 y así ser elegibles.
No viene al caso si los autores de la propuesta son falsos o iliteratos en economía; lo que es importante es que intromisiones como estas con la aplicación de impuestos –elevándolos y transfiriendo dinero de una parte a otra- no haría nada para fomentar nuevos empleos, y generar prosperidad a empresas de Carolina del Norte, al contrario, son simplemente una demagogia.
Fergus Hodgson es el director de la unidad del estudio de política fiscal en John Locke Foundation, asesor de política en The Future of Freedom Foundation y presentador del programa The Stateless Man Show en Overseas Radio Network. Traducido por Alexandra Veloz Velástegui.